INTRODUCCIÓN
A nuestro entender, dos podrían ser las finalidades que una obra de esta índole pudiera tener: una, meramente conexionada a interés de cariz netamente coleccionista y bibliófilo, vinculados ciertamente a la general curiosidad que siempre despertará o inspirará en todos unas técnicas que en un tiempo, pese a haber sido anatemizadas y perseguidas, tuvieron sus adeptos y seguidores.
La segunda de las finalidades es la de que esta obra que presentamos supone ser, con mucho, casi una obra de texto para los amantes de todo lo oculto, mayormente para quienes buscan y se inquietan por descubrir los arcanos de todo cuanto discurre paralelamente a la ortodoxia establecida (medicinas secretas, medicinas paralelas, las cuales para muchos, en realidad, suponen ser las "verdaderas").
Por lo demás, este libro que presentamos es, junto a "El Grimorio del Papa Honorio", uno de los más famosos y estimados por hechiceros y nigromantes. Sus fórmulas y sus conjuros para evocar los distintos espíritus son magistrales, si cabe ese término. Hay que decir también que la misma fama lograda por tales libros ha sido la causa de su descrédito: libreros, codiciosos inhábiles, han hecho frecuentes ediciones, malamente pergeñadas.
Si bien no es posible, por falta de documentos fehacientes, establecer con toda certeza la arriesgada afirmación de si fue, en efecto, Salomón el autor de este grimorio, sí podemos sostener, en cambio, que esta edición fue y sigue siendo la más completa atribuida a este sabio o hechicero. Antiguamente, el mero hecho de haber sido sabio bastaba para que a uno se lo tomara por hechicero. Eran estos riesgos inevitables, en los cuales se vieron inmersos todos los sabios de la antigüedad. La misma Biblia dice que no marcho Salomón por las vías del Señor de manera tan constante como su padre David. Siendo joven, hizo sacrificios contrarios a los ritos ortodoxos de su pueblo, y ya en avanzada vejez, las mujeres extranjeras, a las que se mostró extremadamente aficionado, pervirtieron su corazón, llevándole a servir a los dioses y a las diosas más impuros. El Señor se retiró entonces de él y dividió su reino.
No es inverosímil que un soberano que ha sacrificado a Moloch, a Chemos y a Astarté, haya tratado de evocar los demonios y que escribiera sobre el modo de evocarlos.Muchos autores cristianos los han afirmado: Leoncio de Constantinopla, en el siglo XI, en su sermón sobre la Pentecostes, habla del poder de Salomón sobre los demonios Gregentio, arzobispo de Tefra, afirma que Salomón había encerrado los demonios en vasijas, que luego puso cuidadoso bajo tierra. Esta tradición se ha mantenido tan viva, que en la curiosa edicion incunable de la obra de Jacobo de Theramo, Das Buch Belial, esta Salomón representado varias veces en trato familiar con los diablos.
Como consecuencia tal vez de estas leyendas, en la epoca de Vespasiano, en el siglo primero de la era cristiana, circulaba un libro sobre evocación de los diablos, atribuido a Salomón. El historiador Flavio Josefo, que vivía en esta época, dice que tenia un ejemplar judio, llamado Eleazar, quien, en presencia de Vespasiano, remediaba a los endemoniados, poniéndoles en la nariz un anillo al que iba atada una raíz designada por Salomón para este empleo. Al propio tiempo recitaba las palabras consignadas en el escrito del rey judío. Posiblemente este manuscrito era la verdadera Clavícula.
El papa Inocencio VI, hizo quemar, en 1350, un manuscrito voluminoso, intitulado Libro de Salomón, lleno de conjuros y prácticas para evocar a los demonios.
Exige la tradición que un hechicero que se estime, posea la Clavícula de Salomón en manuscrito, y a ser posible hecha por su propia mano, circunstancia que le garantiza el buen éxito de las operaciones demoníacas.
Un gran número de capítulos de la Clavícula están consagrados a las diversas operaciones preparatorias de la evocación de los demonios.
Se dividen éstos en dos categorías: los buenos, que pueden prestar servicios beneficiosos, y los malos, delos que es preciso guardarse. No olvidemos recordar que la teología católica reprueba la distinción, porque para ella todos los demonios son igualmente malos.
Se halla en la Clavícula la enumeración de las cualidades requeridas para operar con buen éxito, una descripción del vestido y el calzado necesarios, del cuchillo, o artamo, de la aguja o buril, del anillo, del cetro, del fuego, del agua bendita, delas luces, de los perfumes, del pergamino virgen, de la pluma y de la tinta y de la sangre que se han de utilizar para escribir los pactos. Todos estos instrumentos son indispensables, porque como dice un demonólogo convencido: "la evocación de un demonio no es cosa tan hacedera y sencilla como creen las gentes mal enteradas".
Con razonable extensión se habla del famoso círculo mágico en que ha de encerrarse quien entra en relación con los demonios, so pena de exponerse a una muerte cierta.
Los caracteres inscritos en este círculo son griegos y hebreos. Se lee repetidas veces la fórmula alfa omega, formada con los nombres de la primera y última letras del alfabeto griego. También se halla la voz agla, abreviatura empleada frecuentemente por los rabinos, formada con las cuatro letras iniciales de los vocablos hebreos: Aieth, Gadol, Leolaus, Adonai, que significan: "Adonai (el Señor) será grande en la eternidad". completan la misteriosa inscripción, setenta y dos nombres divinos, terminados todos en el.
Asimismo, todos los conjuros (o casi todos) contenidos en las Clavículas de Salomón, se apoyan en la realidad del hecho astrológico: la influencia de los astros en todo cuanto hace referencia a las sutiles y poderosas fuerzas de la naturaleza. Salomón, o quien fuere, las conocía a fondo.
"Jorge Guerra (Traductor)".
Extraído del libro CLAVÍCVLAS DE SALOMON.
Libro de Conjuros y Fórmulas Mágicas.
De Editorial Humanitas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario